Crecimiento: las últimas oportunidades

Autor: Enrique Quintana

Cuando usted esté leyendo este texto, lo más probable es que ya se hayan presentado el conjunto de proyectos que forman una primera entrega del Plan Nacional de Infraestructura. Un grupo de empresarios fue citado hoy a una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador a las 5:30 de la mañana. La pretensión es revisar lo que habría de presentarse posteriormente durante la conferencia mañanera.

Esta presentación era esperada desde hace ya algunos meses pues se trata de una de las opciones que existen para tratar de que la economía mexicana empiece finalmente a moverse. El contexto en el cual se anuncian estos proyectos es crítico. El INEGI confirmó el día de ayer que por tres trimestres consecutivos la economía mexicana decreció ligeramente, lo que en términos populares implica una recesión técnica.

Aunque en el tercer trimestre de este año ya se mantuvo sólo una condición de estancamiento y no caída, el ambiente económico no mejoró en lo escencial. El tema relevante que hay que discutir no es si es recesión o no, sino cómo salimos de este marasmo.

No hay duda de que el asunto central tiene que ver con la inversión. Si se logra dinamizar a esta variable, la condición de la economía cambiaría radicalmente. Si no se consigue, probablemente vivamos un largo periodo de estancamiento.

Ya sabemos que para el 2020 la inversión pública sufrirá una nueva retracción. Esto deriva de lo aprobado en el Presupuesto. Así que la clave será si existen suficientes incentivos para que haya inversión privada.

Uno de ellos puede ser justamente el Plan que hoy se está anunciando. Habrá que valorar en detalle cuáles son las características de cada proyecto y si hay claridad respecto al fondeo que van a recibir. Otro de los temas centrales que determinará la trayectoria de la inversión será la posible ratificación del Tratado México, Estados Unidos, Canadá (TMEC).

Todavía es incierto que esta ratificación pueda darse en el curso de este año. Sin embargo, aun si se diera en las primeras semanas del 2020, antes de que comience el proceso electoral en Estados Unidos, podría tener un impacto positivo en el desempeño de la economía en el próximo año .

Y el otro tema crítico tiene que ver con Pemex. La semana pasada recibimos malas noticias en cuanto a la trayectoria de la producción de la petrolera, que cayó de nuevo en octubre. Si en el mes de noviembre no hubiera un repunte en la producción, el nerviosismo respecto a la inminencia de que se degrade la calificación de la deuda de Pemex, crecería de manera importante.

El gobierno de López Obrador, sin embargo, siempre tiene la opción de procesar una reforma fiscal que le dé más recursos al Estado y que permita asignar más fondos a la inversión pública, con ello podría acelerar el crecimiento. Para crecer, a veces, hay que restringir el consumo para obligar a que los recursos se canalicen a la inversión.

El problema es que eso tiene un costo político.

Y, si el gobierno no quiere usar su capital político para realizar este cambio, la única fórmula es generar una mayor confianza.¿Por qué no invierten muchos empresarios nacionales? ¿Cuál es la raíz de su desconfianza?

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