La CDMX tiene una gran variedad de flora que además de embellecer sus calles, ofrece sombra y oxígeno a los capitalinos. Los árboles son elementos fundamentales para el control de la temperatura y dan vida a las metrópolis. ¿Has observado con atención los tipos de árboles que tenemos en la ciudad? Ponte a prueba con esta trivia.
Mide hasta 20 metros y su tronco es fuente de goma que se utiliza para la fabricación del caucho.
Árbol originario de la India, Malasia e Indonesia, no se debe confundir con el árbol de chicle o chicozapote.
Se usa como remedio para inflamaciones, reuma, fiebre, dolor de cintura y cabeza, mordeduras de víboras, tos, diabetes, hemorragia nasal, calambres y cáncer.
Es una de las más emblemáticas de nuestra ciudad y cada año esperamos su florecimiento en primavera.
Este árbol es originario de Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay.
Es posible distinguirlos por sus hojas ovaladas, además de sus preciosas y pequeñas flores blancas.
Su nombre sólo se compara con la majestuosidad de este árbol que es originario de China, Corea y Japón.
Se encuentra en las orillas de canales de agua, como en Xochimilco.
Las ramillas se utilizan en cestería.
Mide hasta 40 metros de alto y sus preciosas hojas puntiagudas se pintan de amarillo y naranja en el otoño.
Este es un árbol originario de Norteamérica, específicamente de Estados Unidos y México.
En 1921 fue declarado "árbol nacional de México".
Es frecuente en parques y jardines, especialmente en el Bosque de Chapultepec. Crece a la orilla de ríos y son árboles longevos.
Tiene hojas con forma de plumas. Sus flores alargadas tienen usos medicinales y también se utilizan en la gastronomía de nuestro país.
Este árbol originario de México se distingue por su bello colorido.
Se utiliza como carbón y pulpa para papel. Alivia dolor de estómago y cabeza, y es remedio contra la tos y la diarrea.
Originario de México, crece en laderas húmedas de cerros, arroyos, barrancas y huertos familiares.
Es un árbol sudamericano proveniente de Brasil, Uruguay y Argentina. Se distingue por su pequeñas frutas rojas y sus propiedades medicinales.
Fueron traídos a México por el Virrey Antonio de Mendoza en 1550.
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