En las últimas semanas, la cuenta de Twitter TerrorRestaurantesMX ha tomado relevancia, pues, se ha dedicado a poner sobre la mesa temas ignorados por décadas como lo es la explotación y precarización laboral en el sector restaurantero.
Diversas denuncias se han dado a conocer gracias al activismo de esta cuenta, como los malos salarios y jornadas largas en el restaurante de Enrique Olvera, Pujol, así como una denuncia de acoso sexual por parte de un comensal a una hostess en El Péndulo que fue ignorada por el establecimiento.
Chefs reconocidos de la industria no han salido limpios, pues se ha acusado directamente a Omar Cuéllar de Grupo Presidente, y al ya famoso Enrique Olvera, entre otros. Las denuncias a estas personas se centran en actitudes déspotas, prepotentes y groseras hacia los trabajadores subordinados.
Por otra parte, las diversas acusaciones permiten ver la generalización que hay dentro de este ramo laboral, pues abundan los sueldos bajos, falta de pago de horas extras y jornadas de trabajo de más de 12 horas, más de lo que establece la Ley Federal del Trabajo.
Amaury Acosta es una de las personas detrás de TerrorRestaurantesMX, tiene 33 años y estudió gastronomía en la Universidad de Insurgentes. Dijo a Ciudadanos en Red que estuvo ocho años trabajando en el sector restaurantero, planeaba permanecer en ese ramo, pero, luego de soportar condiciones laborales pésimas, el mismo sector lo boletinó y eso le impidió conseguir mejores oportunidades.
Inició trabajando en cafeterías de amigos en las que todavía no se vislumbraba un panorama como el que posteriormente iba a experimentar.
Su primer trabajo formal fue en “Mi Gusto Es”, una marisquería en Santa Fe, en la Ciudad de México, cuando tenía 21 o 22 años y menciona: “aprendí mucho en cuanto a explotación”.
Amaury detalla que salía incluso cuatro horas después de que terminaba su jornada laboral, una práctica muy común en los restaurantes y por las cuales no se suele recibir una remuneración económica.
En esta marisquería fue su primera experiencia exigiendo lo que por derecho le correspondía: ser tratado con dignidad en un trabajo donde tenía un salario mínimo y trabajaba cuatro o cinco horas de más al día.
Amaury dijo a los encargados de aquel restaurante que debían pagarle lo correspondiente a las horas de trabajo que ya había hecho.
“Mandé un correo a las oficinas diciendo que los iba a demandar y al otro día arreglaron el asunto. A ellos si les hablé sobre temas de la Ley Federal del Trabajo (…) en ese momento me pagaron todo… o bueno, una parte”, relata.
Dijo además que cuando tuvo puestos de mediano rango, como jefe de cocina, llegó a tener horarios en los que salía a las tres de la mañana.
A los 25 años tuvo la oportunidad de trabajar en El Chapulín, restaurante del Hotel Presidente Intercontinental en donde tenía como jefa a una persona que ejercía el hostigamiento, manipulación y hasta agresiones físicas. Además, su salario era de siete mil pesos al mes con unas propinas que no hacían diferencia.
“Llegue a vivir en el hotel como seis meses, las responsabilidades que me tocaban no me daban ni chance de irme”, relata.
Luego de tener roces con las autoridades del restaurante y de acudir a un sindicato que no lo ayudó en nada, fue despedido y boletinado dentro del ramo.
Los boletinajes también son una práctica común dentro del gremio, esto quiere decir que por “recomendación” de la chef no podía conseguir trabajo en otros restaurantes.
“Una vez que estás en el círculo de no contratar, ese estigma quitártelo es super difícil”, detalló.
Amaury logró reintegrarse al ramo, pero, cada vez era más difícil seguir callado ante situaciones injustas, salarios que no eran competitivos y un modelo de trabajo “cuadrado”.
Posteriormente, Amaury decidió alejarse de los fogones y emprendió diversos negocios en los que maneja un esquema de respeto con los trabajadores que tiene a su cargo, lo cual, a su parecer, es algo básico en cualquier negocio.
Luego de un tiempo y gracias a un comentario en un post de Facebook, relacionado con los malos tratos en el gremio, que Amaury comentó y tuvo diversas reacciones, se incorporó al activismo de TerrorRestaurantesMX que ya era administrada por dos personas más.
En marzo de 2021 se creó la cuenta en Twitter. En este momento, luego de casi tres meses, ya alcanzaron 11 mil seguidores gracias a la visibilidad que le dan a diversos casos de abusos laborales.
Amaury Acosta considera que uno de los primeros pasos que generaría un cambio y que sería parteaguas para una mejora dentro de la industria es, directamente, el tema salarial.
“Lo primero que se tendría que regularizar es el tema de las propinas con el salario, da de alta a la gente con su salario real en el IMSS y paga todas las horas extras que generas (…) si no se tiene con qué ganar eso quiere decir que entonces el negocio no es rentable. Tus ganancias personales no deben depender del atropello de los derechos de otros”.
En diciembre del 2020, el gobierno federal estableció que, a partir del 1 de enero de 2021, los salarios mínimos generales se incrementarían en 15%, en las dos zonas descritas en el primer resolutivo, por tanto, el aumento final sería de 213.39 pesos diarios por jornada diaria de trabajo en el área geográfica de la Zona Libre de la Frontera Norte, y para el resto del país el salario mínimo general sería de 141.70 pesos diarios por jornada diaria de trabajo.
En esta industria, pagar el salario mínimo a los empleados se ha vuelto una constante para darle mayor importancia al esquema de las propinas, esto, en teoría, motiva al empleado a brindar un mejor servicio al cliente, el cual, en teoría, dejaría alrededor del 10 por ciento del total de la cuenta como propina generando una “ganancia” para todos.
Esto no genera una “ganancia” neta para el mesero que haría competitivo su sueldo, pues dicho porcentaje se reparte entre otros trabajadores como cocineros, garroteros, y todos los elementos que participen en la elaboración de alimentos y bebidas.
En México, no hay una ley que obligue al consumidor a dejar propina, en caso de que un establecimiento diga lo contrario, puede ser acreedor a una multa.
Pese a esto, generalmente las vacantes para trabajar en establecimientos de comida ofertan empleos con sueldo más propina para hacer más atractiva la oferta laboral.
Lo cierto es que esas propinas si bien podrían contrarrestar los salarios bajos, no se reflejan en las prestaciones mínimas de ley, es decir, las propinas no se van a reflejar en las aportaciones del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y tampoco en la Administradora de Fondos para el Retiro (Afore), y de hecho, resulta beneficioso para el empleador, pues paga menos impuestos por cada trabajador si los tiene registrados con el salario mínimo.
“Tú estás ganando más, pero a ti te tienen registrado con el (salario) mínimo, cotizas con el mínimo y tu Afore sale afectado porque no estás reflejando lo que deberías”, explica Amaury.
Además de dar visibilidad a decenas de denuncias que les son enviadas diariamente, esta cuenta tiene como objetivo, explica Amaury, que esto logre de alguna manera, “institucionalizarse” para que el gremio sepa que puede ser escuchado.
“En cuanto vean que sí hay el apoyo y sí hay la posibilidad real de que alguien se defienda esto va a empezar más el camino”, menciona.
Hace unos días publicaron en su cuenta de Twitter, a manera de lista, que otra de las prioridades es el fomento en el cambio de la cultura laboral en los restaurantes, el empoderamiento de los trabajadores y la divulgación de herramientas civiles, legales y gubernamentales que tiene a su disposición cualquier trabajador.
De igual manera, esta cuenta invita a los consumidores a cuestionarse sobre los lugares a los que acuden que si bien, pueden tener alimentos o bebidas que sean de su agrado, detrás de un platillo, puede haber una precarización laboral sistematizada.
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