Los artesanos mexicanos se enfrentan a los desafíos de la tecnología, la modernidad y los nuevos estilos de vida, pero con su talento e ingenio logran salir adelante y mantener vivas las tradiciones. Tal es el caso de la artesana Viviana Alávez.
Más de 300 años de tradición
La artesana oaxaqueña, Viviana Alávez, quien fabrica a mano velas sagradas desde hace décadas, ha tenido que valerse del ingenio y las ganas de salir adelante para continuar con la tradición familiar y hacer que el negocio que su familia a mantenido por generaciones continúe en pie.
“Este tipo de artesanía estuvo a punto de desaparecer del pueblo oaxaqueño de Teotitlán del Valle en la década de 1980, pero Viviana lo mantuvo vivo gracias a sus diseños innovadores y su ruptura con la tradición”, narra Insider Español, medio que visitó a la familia para dar conocer su historia.
Orgullo mexicano
Viviana no tuvo oportunidad de asistir a la escuela en su infancia y desde muy pequeña su abuela le enseñó a hacer velas, de esas que se utilizan en oficios religiosos y ceremonias de petición de mano. Durante al menos 20 años no recibió un pago por su trabajo, pues se acostumbraba ofrecer las velas a la iglesia, la cual les daba comida a cambio, lo cual hizo imposible que muchas artesanas que se dedicaban a este oficio pudieran subsistir y cambiaran a otro que pudiera darles mayores recursos.
Sin embargo, Viviana no se rindió y decidió diversificar sus productos, por lo que creó flores de cera y, junto con su familia, crean cientos de figuras a la semana. Después rompió con la tradición y empezó a vender sus velas para poder sacar adelante a su familia. Aunque algunas cosas han tenido que cambiar y, por ejemplo, ya no puede conseguir la cera en su pueblo, por lo que tiene que trasladarse más de 300 kilómetros para comprarla en Chiapas, esta guerrera oaxaqueña sigue adelante e incluso vende sus velas a una joyería de Nueva York.
Conoce su historia aquí:
Con información de Insider Español
