Los luchadores de plástico mexicanos, con su clásica mano arriba y su rebaba, han sido los favoritos de millones de niños por generaciones. ¿Sabes cómo surgió esta popular figura?
El Santo, el Cavernario, Blue Demon y el Bulldog
Sin duda alguna, los clásicos luchadores de plástico se encuentran entre los juguetes más populares del país. Todos sabemos lo que son: muñequitos enmascarados con la mano izquierda arriba y la derecha abajo, una pose muy peculiar que mantienen mueven sus articulaciones. La mayoría son enmascarados, traen capa de tela o de plástico y algo más que no puede faltar: su peculiar rebaba de plástico en todos sus bordes.
Además, son muy baratos, los encuentras en cualquier feria, tianguis o mercado, y todavía son los favoritos de millones de niños y adultos nostálgicos.
¿Cuál es la historia de los luchadores de plástico?
Todo comenzó con don Mario González Márquez, el escultor y tallador de madera inmortalizó a las grandes figuras de la lucha libre mexicana al crear a estas entrañables figuras. Su hijo, Fernando González, ha expresado en diversas entrevistas su profunda admiración por el trabajo de su padre mientras relata cómo y cuándo fue que surgieron estos simpáticos muñequitos.
La primera vez que estos juguetes vieron la luz fue a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado, por lo que tienen ya más de 70 años de alegrar las infancias de los mexicanos. Para crearlos, don Mario hizo siete figuras base con la técnica de moldes de yeso para figuras de metal. Inicialmente los muñequitos se hacían con vinil, material que fue reemplazado por el polietileno y que actualmente es su materia prima.
Mario González pidió permiso a los luchadores para fabricar estos juguetes en su honor y el primero que hizo fue con la imagen de El Santo, el gran ídolo de la lucha libre mexicana, quien se convirtió en la inspiración para la famosa pose que después se replicó en millones y millones de muñecos.
“El polietileno es pulverizado y se introduce en una máquina inyectora la cual también hace hervir el plástico a 400 ºC. Posteriormente, el polietileno es inyectado en los moldes de cuatro figurillas, las cuales se sumergen inmediatamente en agua para que se endurezcan.
Finalmente los muñecos son desmontados con todo y rebaba, se les pinta y empaqueta. La mayoría de los fabricantes tradicionales viven y tienen sus talleres en la zona oriente de la Ciudad de México”.
México Desconocido
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Con información de México Desconocido
