Alberto Fernández y la construcción del mito fundacional de Argentina

Las declaraciones del presidente Alberto Fernández evidenciaron la profunda ignorancia y desprecio por los pueblos nativos de América.

El Estado argentino está lejos de ser producto de un consenso

El negacionismo sobre la conformación del Estado argentino como un proceso cruento, doloroso, que costó miles de vidas así como la destrucción de un sistema complejo de organización, con cultura y lenguaje propios; tiene como resultado que hoy en día, la máxima autoridad del país afirme que los argentinos llegaron en barcos, como si hubieran llegado a ocupar una tierra desierta, sin rastro alguno de humanidad.

Así lo sostiene Mauro Millán, lonko mapuche, a propósito de las lamentables declaraciones de Alberto Fernández que dieron la vuelta al mundo:

Los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros, los argentinos, llegamos en los barcos de Europa.”

Alberto Fernández, presidente de Argentina

En este sentido, se pregunta lo que muchos también cuestionamos al escuchar estas palabras salir del líder de una nación, quien en términos prácticos debería tener un conocimiento mínimo de la historia del país que gobierna, empero mostró el lado más terrible pero real del racismo que predomina en América. “¿Habrá expresado esto porque lo invade una profunda ignorancia de la historia de este continente o porque dejó fluir su pensamiento como una pieza más del colonialismo estructural?” 

Los indígenas no salimos de abajo de una piedra, de la selva, ni de alguna cordillera, estábamos acá hace miles de años con nuestras propias normativas, estructuras y conocimientos del mundo que habitamos. En este territorio éramos más de cinco millones, cuando llegaron de los barcos avasallando esta forma de vida.”

Para Millán, la cuestión fundamental es la permanencia de un discurso que va más allá de la simple discriminación, sino de una narrativa de odio basada en la explotación, invasión, apropiación y el privilegio. En la supremacía de razas.

Dentro de la historia del pueblo Mapuche, señala, hay una marcada persecución y violencia en pos de una argentinidad blanca, europea. La muestra más clara de dicho negacionismo y olvido en el que pretenden dejar a los pueblos indígenas se proyecta en la agenda pública, en donde no tienen cabida, excepto para judicializarlos y obstaculizar el acceso a la protección de sus derechos e impartición de justicia.

Los pueblos indígenas no somos propiedad de nadie. Hablar de “nuestros aborígenes”, “nuestros indígenas” o “nuestros pueblos originarios” implica una mirada paternalista, muy recurrente en los sectores progresistas de derechos humanos, de la que ya estamos más que hartos.”

Contrario a lo que señaló Fernández en su disculpa pública aludiendo a una diversidad y coexistencia, la historia ha sido muy diferente para las poblaciones nativas que, como en Mesoamérica, tuvieron que enfrentarse al exterminio, despojo y persecución, renunciar a su identidad y cosmovisión. Lamentablemente para Mauro Millán, esta sólo fue la reafirmación de que para el Estado argentino la presencia de los pueblos es un obstáculo y un pasado vergonzoso.

Tiene que haber un mensaje para el resto de los argentinos: la identidad como nación no fue consultada sino impuesta y el primer acto fundacional que tuvo el Estado argentino fue quedarse con nuestros territorios ancestrales. Pero la sociedad argentina tiene que saber que estamos y que existimos por más que nos nieguen.”

Con información de Mauro Millán.

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