Los familiares de las víctimas de la tragedia de la Línea 12 han denunciado presión del gobierno de la Ciudad de México para aceptar la indemnización de 650 mil pesos por su familiar fallecido en el accidente.
“Nos traen chingue y chingue”
Por lo menos 14 familias han denunciado haber sido acosadas por el gobierno capitalino para recibir el dinero de la indemnización que otorga el Servicio de Transporte Colectivo Metro por cada una de las personas que falleció en el trágico accidente del pasado 3 de mayo. Pese a que otras personas ya aceptaron el dinero, los demás declararon que podrían seguir buscando justicia en instancias internacionales.
“Nos traen chingue y chingue con que ya firmemos la indemnización para que nos den los 600 mil pesos, pero nosotros no queremos eso, no buscamos dinero porque no hay cantidad que nos regrese a nuestros seres queridos. Vamos a seguir buscando justicia, eso es lo que en realidad queremos, al menos que muestren interés en resolver las cosas, en que nos digan qué pasó, si hay un responsable y que le garanticen a todos que nunca más va a pasar un accidente igual”, declaró el familiar de una víctima a El Universal, quien solicitó al medio mantener el anonimato.
Serranía, un fantasma en el Metro
Uno de los grandes enigmas sobre el caso es el hermetismo que ha mantenido la directora del Metro, Florencia Serranía, durante el mes y medio posterior a la caída de los vagones de la Línea 12. Ni siquiera fue a la presentación de los primeros resultados de las investigaciones sobre las causas que originaron el accidente. Los familiares de las víctimas reclaman que no les ha pedido una disculpa por los lamentables hechos, no les ha dado las condolencias que alguien con su cargo debería dar a nombre de la institución ni se ha acercado a ellos durante todo el proceso. Su silencio y nula participación ha sembrado desde un inicio dudas sobre los posibles privilegios que permiten que se mantenga al margen de los hechos sin temor siquiera a perder su cargo.
Todo el trato y los acercamientos son con el Gobierno, no sé de qué privilegios goza la señora Serranía. ¿Tú crees que se ha dignado a preguntarnos cómo estamos, en qué nos puede ayudar, si se nos ofrece algo o por lo menos una disculpa o algo que nos dé a entender que le importamos? Para ella no existimos y ese es nuestro coraje e impotencia”.
Con información de El Universal
