Los amigos ricos del presidente

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Peniley Ramírez

La noticia pasó casi desapercibida. El gobierno mexicano otorgaba el águila azteca, la mayor condecoración que existe en el país, a Stephen Allen Schwarzman, un ciudadano estadounidense, presidente y cofundador de Blackstone Group, una de las administradoras de fondos de inversión más grandes del mundo.

El Diario Oficial de la Federación publicó la decisión el 23 de noviembre de 2018, una semana antes de que concluyera el gobierno de Enrique Peña Nieto. En la prensa no le hicieron mucho caso, porque el gran escándalo en ese momento era que entregarían también la condecoración a Jared Kushner, yerno de Donald Trump y asesor de la Casa Blanca.

En el caso del fundador de Blackstone, los méritos para México eran que había facilitado que se hicieran “importantes inversiones de dicha empresa en el sector energético y de infraestructura mexicano”.

Las inversiones tocaban a Los Ramones, un polémico proyecto que se impulsó en la administración de Peña Nieto y que benefició especialmente a Sempra Energy, renombrada en México como Ienova. Una fuente de Pemex aseguró para esta columna que dicho proyecto ha sido investigado por la actual administración, pero ningún resultado de la pesquisa ha sido publicado.

Blackrock también ha financiado otros proyectos en México. Invirtió en el Proyecto Tierra Mojada, una planta de generación de electricidad de ciclo combinado en Guadalajara y ha consolidado el desarrollo “de diversos sectores de la economía mexicana”.

En 2018, la periodista Claudia Ocaranza publicó en Proyecto Poder una amplísima investigación de cómo Blackrock, considerado en muchos lugares del mundo como un fondo buitre, había tejido discretamente una amplia red de relaciones y negocios en México y habían burlado regulaciones nacionales.

“La empresa estadounidense se ha hecho del control directo e indirecto de cinco proyectos de infraestructura energética, entre ellos Los Ramones, y seis bloques de exploración petrolera entre 2015 y 2017. El control es a través de una compleja estructura corporativa que pasa por múltiples paraísos fiscales. El crecimiento ha sido a partir de alianzas con Pemex gracias a su cercanía con el gobierno mexicano actual, y mediante compras de otros fondos. Durante las campañas electorales en México, Larry Fink se reunió con cuatro de los cinco aspirantes a la presidencia del país, Andrés Manuel López Obrador, José Antonio MeadeRicardo Anaya Margarita Zavala, antes de que ésta última declinara”, escribió Ocaranza.

Su principal contacto en el gobierno peñista, dijeron a esta columna dos fuentes que asesoraban al presidente, pasaba por una relación cercanísima con el exsecretario de Hacienda Luis Videgaray y con el propio Kushner.

Con la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la luna de miel con Blackrock/Blackstone inauguró una nueva temporada. Primero, como documentó la periodista Nancy Flores en Contalínea, enviaron una carta a López Obrador diciendo que confiaban en el país y promoverían la inversión.

El 4 de abril, el presidente mexicano anunció que se había reunido por videollamada con Larry Fink, presidente de Blackrock y que este confiaba en su gobierno y seguirían promoviendo las inversiones en el país. No estuvo en la reunión el secretario de Hacienda ni la secretaria de Economía. Y claro, no importó mucho en ese momento que Blackrock haya representado en muchos países el capitalismo más salvaje.

En tiempos de coronavirus, la selección de los enemigos es minuciosa. Así que Blackrock no es señalada ni vilipendiada por significar en todo el mundo un símbolo concreto del modelo neoliberal, sino que en México es una de las compañías con quienes el presidente se reúne, en plena crisis, mientras los bancos y las calificadoras de crédito anuncian sucesivas bajas en la calificación crediticia del país.
 

@penileyramirez

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