Punto de quiebre

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Enrique Quintana

Imagine por un momento este diálogo en Palacio Nacional.

-“Señor presidente, si se decide la cancelación de la planta en este momento, se va a generar una pésima señal para las inversiones.”

-“No, no será así. Los empresarios saben que debe escucharse la opinión de la gente. En una democracia, son los ciudadanos los que deciden”.

-“Pero, señor, se estarán desconociendo contratos ya firmados con base en los cuales han invertido ya 900 millones de dólares. Eso va en contra del Estado de derecho.”

-“Lo que vamos a hacer es respetar la decisión del pueblo. Eso es lo importante”.

-“Pero, presidente, votó menos de 5 por ciento del padrón registrado en el municipio”.

-“El porcentaje no es importante. Lo que vale es lo que la gente dijo”.

Desde luego que el tema es la planta de Constellation Brands que se construye en Mexicali.

Pero, no hay problema. Lo que nos sobra son proyectos de inversión. Hacen cola por invertir en México. Es un país con plena seguridad y con un Estado de derecho pleno. Además, estamos en jauja y un proyecto más o uno menos, es una cosa irrelevante. Ironizo, obviamente.

Varios funcionarios públicos, como los secretarios de Hacienda, de Relaciones Exteriores y de Economía, seguramente han dormido mal desde que el gobierno federal avaló la ‘consulta patito’ del pasado fin de semana.

Los empresarios organizados sufrieron probablemente la peor de las decepciones.

Todos los intentos, de muchos meses y decenas de reuniones, del CCE, del Consejo Mexicano de Negocios, del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, para convencer al presidente de que alentara la inversión privada, se vinieron al piso tras el anuncio de ayer en la conferencia mañanera.

Estamos en un punto de quiebre y en el peor momento posible.

Veremos en las semanas siguientes cómo los indicadores económicos, en cuanto vayan apareciendo, nos indican que vamos directos al precipicio.

Se nos va a caer el consumo privado de una manera descomunal tras los cierres de negocios y de la actividad económica. Era una variable que todavía crecía un poquito: 1 por ciento en el último trimestre de 2019.

La inversión ya venía en picada desde el año pasado. Tuvo una caída de 4.7 por ciento en el último trimestre del año pasado. Este año, espere caídas que van a estar por arriba del 10 por ciento.

El gasto público va a enfrentarse a muchos problemas porque la recaudación va a frenar drásticamente. No crea que el gobierno va a pagar.

Y, las exportaciones, que habían crecido 3.9 por ciento en enero, se nos van a caer, y muy fuerte, en la medida que la economía mundial, particularmente Estados Unidos, va a tener un frenazo brutal.

El peor momento económico que vivimos en el último cuarto de siglo fue en el segundo trimestre de 1995, el PIB cayó a una tasa anual de 8.6 por ciento.

Me temo que, en el segundo trimestre, pero de este año, las cosas serán peores.

Con este cuadro, me preocupan, sobre todo, las decisiones que pueda tomar el presidente López Obrador al percibir que la economía cae en picada, que estamos metidos en una crisis de salud en la que él no creía y que su popularidad también desciende más rápido de lo que pensaba.

La decisión de cancelar de facto la inversión de Constellation Brands es un punto de quiebre que muestra que no le importa generar desconfianza empresarial ni tampoco acentuar la crisis económica.

Bajo esa premisa, ojalá me equivoque, pero podríamos tener otras sorpresas desagradables en las siguientes semanas y meses.

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