Jalisco, con un territorio vuelto cementerio y miles de desaparecidos

desaparecidos en Jalisco

En Jalisco, la apertura de una fosa clandestina no solo revela la cruda realidad de la violencia, sino que desata una dolorosa rutina para las integrantes del colectivo “Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco” (Fundej). Desde el año 2020, estas mujeres valientes mantienen una presencia constante frente al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, convirtiendo el lugar en un triste limbo donde yacen los cuerpos fragmentados de miles de personas a la espera de la ciencia y la burocracia que les permita reunirse con sus familias.

Algunas integrantes de Fundej, como Guadalupe Ayala, han pasado de ser madres afligidas a expertas rastreadoras en este tétrico escenario. A Guadalupe le llevó dos años reunir todas las partes del cuerpo de uno de sus hijos, y a pesar de haberlo encontrado, continúa la búsqueda incansable de los hijos de otras madres. El drama personal se convierte en un compromiso colectivo por la verdad y la justicia.

Jalisco, entre la desaparición y la recuperación

Jalisco, el estado con la cifra más alarmante de desaparecidos (14,912 según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas), también se posiciona como el líder en la recuperación de cuerpos de fosas clandestinas. El Registro Nacional de Fosas Clandestinas y Cuerpos Exhumados señala el rescate de 2,021 cuerpos de 233 fosas.

El 8 de noviembre, se descubrieron al menos ocho fosas en la colonia Brisas de la Primavera, sumando un oscuro capítulo a la realidad de Jalisco. Sin embargo, la inconsistencia en los registros oficiales plantea dudas sobre la transparencia del proceso. A pesar de la gravedad de la situación, el último hallazgo aún no figura en el Registro Nacional, según el Colectivo Luz de Esperanza.

Datos oficiales y desafíos en la recopilación de desaparecidos

Los datos oficiales revelan una realidad estremecedora en todo México. Hasta el 2 de agosto, se reportaban al menos 5,291 fosas clandestinas en el país, con 9,425 cuerpos recuperados y decenas de miles de restos humanos. Sin embargo, solo se identificaron 3,066 cuerpos, y únicamente 1,548 fueron devueltos a sus familias. La falta de coherencia y precisión en los registros refleja los desafíos y deficiencias en la recopilación de información por parte de las autoridades.

A pesar de las fallas en los registros, expertos señalan que estos números atroces han contribuido a visibilizar la problemática de las desapariciones en México. La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa marcó un punto de quiebre, pero la magnitud del problema se evidencia en desapariciones que datan desde el inicio del milenio. Nombrar a los desaparecidos, aunque estigmatizado, ha comenzado a desarrollar una cultura y un lenguaje en la sociedad mexicana.

La falta de información precisa y los señalamientos sobre intentos de alterar los datos plantean desafíos significativos. La excomisionada nacional de búsqueda, Karla Quintana, ha expresado preocupaciones sobre la intención de reducir las cifras en el censo ordenado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Para los defensores de los derechos humanos, enfrentar la realidad y afrontar la verdad son pasos cruciales para abordar la crisis de desapariciones en México.

La historia de desesperanza y búsqueda en Jalisco sigue siendo un llamado urgente a la acción y a la solidaridad nacional. Las madres de Fundej persisten, enfrentando la oscuridad en busca de la luz que les devuelva a sus seres queridos.

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Con información de El Universal.

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