La 4T y el nuevo fascismo mexicano

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Según el análisis de Isidro Cisneros, la Cuarta Transformación de López Obrador podría llevar a la consolidación de un nuevo “fascismo mexicano”, alejado de los valores democráticos del país.

Ni de izquierda ni salvador de la patria

En su columna titulada “Fascismo mexicano”, el doctor Isidro Cisneros advierte que la 4T del presidente Andrés Manuel López Obrador ha configurado un estado de excepción que se caracteriza por la imposición de nuevas concepciones sobre el derecho y la política, “en la cual los valores democráticos se colocan en un plano secundario“. En este sentido, explica que este estado de excepción ha determinado al “enemigo público”, así como un supuesto peligro para la soberanía que obliga a los mexicanos “a sacrificar los valores de la libertad y de la democracia a condición de obtener protección”.

Así, sin ser un gobernante de izquierda, ni un salvador de la patria, López Obrador llegó al gobierno para rechazar “los símbolos de la civilidad y de la modernidad mexicana, cancelando el nuevo aeropuerto y desapareciendo las políticas sociales conquistadas por los ciudadanos“, tales como los refugios para mujeres víctimas de violencia, el seguro popular y las estancias infantiles. Ahora, la principal actividad del gobierno es “la manipulación interesada de la opinión pública“, señala Cisneros.

“La militarización del país es un hecho y la destrucción institucional alcanzó al INE y al INAI. Las expropiaciones contra los empresarios por motivaciones de ‘seguridad nacional’ y las peligrosas provocaciones organizadas contra la SCJN dejan constancia de sus prácticas intimidatorias. Por ello, se debe recordar que este siempre ha sido el camino de los fascismos”.

Una supuesta “revolución transformadora” que fractura a la sociedad

El experto recuerda en su columna que Benito Mussolini promovió la expulsión de la vida nacional de las fuerzas políticas antagónicas para garantizar su permanencia en el gobierno y monopolizar el poder, además de establecer mayores controles sobre la población, corromper “al Parlamento, al Poder Judicial y a las Fuerzas Armadas sometiendo las instituciones a los caprichos histéricos del líder”.

“Actualmente un voto por Morena es un voto por el fascismo, si los ciudadanos no se activan políticamente la frágil democratización mexicana habrá llegado a su fin”, advierte Cisneros, quien destaca en su artículo tres puntos clave para la instauración de regímenes fascistas y que nuestro país ha experimentado en los últimos años con la llegada de López Obrador y su 4T al poder:

Primero, la organización del Estado se lleva a cabo como una negación de la democracia y como la expresión de un complejo de estructuras de control social, económico y político orientadas al establecimiento de un nuevo régimen no democrático.

Segundo, se presenta como la imagen de una supuesta “revolución transformadora” que fractura a la sociedad, adoptando la forma de un partido-movimiento sustentado en grupos violentos –como los que patrocina el gobernador de Veracruz- y con un aparato propagandístico para la construcción de mitos sobre el líder.

Tercero, el fascismo es un movimiento claramente anti-intelectual que busca cancelar los derechos y libertades para establecer un Estado autoritario.

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Con información de La Crónica de Hoy

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