Entre el clasismo y la discriminación: pertenecer a un pueblo indígena en México

El clasismo y la discriminación han sido una constante, ninguna ley puede modificarlos; nos falta una cultura de respeto a nuestro propio legado, expresó Susana Bautista Cruz, según la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La académica del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC), señaló: “Soy hija de una familia de migrantes mazahuas que llegaron a la ciudad, mi padre nunca pisó una escuela, mi madre llegó hasta el tercer año de primaria; mi hermano y yo estudiamos en el CCH Azcapotzalco, cursamos derecho, pues mi padre era campesino y quería que se defendiera la milpa, el territorio”.

Al intervenir en la charla Ser Indígena en la UNAM, la Experiencia de la Resistencia, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, Bautista Cruz indicó que procede de “un largo proceso de construcción académica, para que los pueblos indígenas no fueran sólo objetos de estudio, sino sujetos de derecho”.

“Porque hoy en día podemos estudiar en los posgrados y eso no existía: costó 20, 25 años, y ahora muchos alumnos lo pueden gozar; el mismo PUIC ni siquiera tenía la infraestructura que hoy tiene, es el trabajo de generaciones para abrir estos espacios, de gente como Luis Villoro, que ya no están”.

La también escritora y poeta dijo estar muy agradecida por ello con la Universidad y la educación pública, ya que gozó en su momento de la beca alimentaria de la UNAM, con unos vales con los que podía comer todo el mes, por eso siente “un compromiso enorme, vi cómo la Universidad Nacional convirtió mi vida en otra”.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), compartió un texto de José Francisco Calí Tzay, en el que el autor expresa: “La lucha por los “buenos tratos” y la “humanidad” de los indígenas que—en los inicios del período colonial –llevaron a cabo algunos juristas-teólogos tiene una evidente contradicción: hay que tratar bien a los indígenas para poder imponerles nuestro rey, nuestro dios y nuestra fe; los indígenas tienen que pagarnos impuestos y alimentarnos, trabajar sacando minerales y perlas, y, si no lo hacen les haremos “guerra justa”3. A veces, los conquistadores llegaron haciendo ‘guerra justa’ y después impusieron sus condiciones divinas y materiales”.

Asimismo, el autor señala: “Hoy, el desafío que, con respecto a los pueblos indígenas, tiene el sistema de derechos humanos y, por esa vía, las Naciones Unidas, es crear las condiciones para exigir, a los Estados Miembros, la implementación de todas las disposiciones contra la discriminación contenidas en todos los instrumentos internacionales de derechos humanos, y, si fuera el caso, poner a disposición de los Estados una asistencia técnica oportuna, adecuada y eficaz. Va de suyo que ese desafío también entraña la aprobación por parte de la Asamblea General de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”.

Y añade: “Hoy, el desafío para los pueblos indígenas es—sin renunciar a ninguno de los derechos establecidos en el derecho internacional de los derechos humanos, hacer proposiciones para la construcción de sociedades justas, no discriminatorias y democráticas; para ello, indudablemente, la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, reforzada y apoyada en los otros preciosos instrumentos de derechos humanos –deberá ser una herramienta fundamental”.

Por su parte, en el contexto de la UNAM, Yajayra Saavedra Saavedra, alumna de Ingeniería Civil de la Facultad de Ingeniería, estudiante mixteca, hablante de Tu’un Savi, señaló que deben dejar de identificarse las lenguas originarias con el área rural, y el español como la lengua culta.

Lamentó que aún en espacios educativos continúen las miradas despectivas, porque “nosotros no somos de nadie, la gente al referirse a nosotros dice ‘nuestros indígenas’, y no es así, deben dejarnos expresar nuestra opinión”.

Según datos de la Encuesta Intercensal 2015, 7.2 millones de mexicanas y mexicanos hablan una lengua indígena y casi 25.7 millones (21.5% de la población nacional) se identifican como indígenas.

Asimismo, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) explica que las necesidades primarias de atención para los pueblos originarios son esencialmente que los programas públicos incluyan a un mayor número de beneficiarios dentro de las poblaciones indígenas. Además, las dependencias de gobierno deben contratar personal y generar materiales que faciliten la comunicación con hablantes de lenguas indígenas. También es necesario incluir a representantes de los pueblos indígenas en el diseño y la instrumentación de acciones públicas. Aumentar la presencia de las instituciones oficiales en zonas rurales es igualmente importante, ya que resulta costoso para las comunidades indígenas acercarse a ellas.

A decir del Programa Especial de los Pueblos Indígenas 2014-2018, las políticas públicas en materia de atención a las comunidades y pueblos indígenas tienen el objetivo de impulsar el reconocimiento, vigencia de derechos y acceso a la justicia; mejorar su alimentación, educación y salud; proveer a las comunidades de infraestructura y servicios; mejorar sus ingresos; fortalecer la planeación participativa, y preservar sus culturas en tanto patrimonio nacional.

Con información de Gaceta UNAM, Conapred, ONU.

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