Mercados son controlados por el crimen organizado

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La delincuencia organizada se ha apoderado de la comercialización y la venta de productos en los mercados, y con esto han creado un impuesto que afecta a los consumidores finales.

Nuevo modus operandi: el control de la comida

En las poblaciones que se encuentran dentro de los 500 municipios con mayor falta de recursos en México, los grupos armados se han adueñado de mercados de alimentos, creando así un monopolio en el que cobran un impuesto a los comerciantes que finalmente recae en los consumidores.

El director del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), Francisco Rivas, comunicó que aparte del tráfico de personas y drogas, ahora el crimen organizado controla también la distribución y venta de productos como leche, pollo, refrescos, huevo y cervezas.

También remarcó que las organizaciones criminales, además de cobrar cuotas y derecho de piso para la distribución de estos productos, también hacen que los campesinos paguen si desean sembrar algún alimento. Asimismo, obligan a los comerciantes a vender la mercancía de determinados productores.

Criminales controlan venta y distribución de alimentos

El ONC ha recibido denuncias de comerciantes y empresarios que pertenecen a los 500 municipios con mayor pobreza, a quienes se les ha impedido la venta de sus productos.

En una entrevista con el portal Excélsior, Francisco Rivas explicó que se trata de grupos armados como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) o el del Pacífico, aunque señaló que también hay delincuentes que usan el nombre de esas organizaciones para causar miedo a los consumidores y obligarlos a comprar productos a vendedores que cuentan con precios impuestos por los criminales. Asimismo informó que en distintas partes de México, las organizaciones criminales han establecido un sistema de “peajes” para la distribución de algunos alimentos:

“Nos hemos encontrado que, en ciertas zonas del país, la distribución de algunos productos (Coca-Cola, pan Bimbo, Sabritas) para poder ser entregados en donde se venden, los repartidores tienen que pagar; no hay de otra, si no pagan, no pasan”.

Con información de Excélsior

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